Compromiso ético de la CSZCM

Nosotras y nosotros, discípulas y discípulos del Zen, expresamos que nuestra mayor aspiración es la plena realización de nuestra naturaleza de buda, y que aspiramos a esa realización para el bien de todos los seres.

Las personas miembros de la Comunidad Soto Zen Camino Medio (CSZCM) somos buscadoras del Conocimiento. Como tales, nos reconocemos en el camino de sabiduría y compasión que los Budas y Ancestros de todos los tiempos han recorrido antes que nosotras y nosotros.

No basamos nuestro compromiso ético en verdades externas a nuestra experiencia, ni en dogmas de ningún tipo. Como herederas y herederos del mensaje de sabiduría, libertad y compasión de nuestro muy querido maestro Sakyamuni el Buda, basamos nuestro compromiso ético en nuestra aspiración inquebrantable a desarrollarnos como seres despiertos, libres, bondadosos, abiertos, nobles y generosos.

Las personas miembros de la CSZCM estamos aquí para manifestar que cada ser es un tesoro que ha de ser protegido y respetado, y que el mundo sobre el que caminamos es la Tierra Pura del Buda. Manifestamos que nuestro inmenso amor al Dharma se traduce día a día, hora a hora, instante a instante en afirmar y actualizar que todas y cada una de las formas de vida en el Cosmos son una joya preciosa de luz, bondad y libertad.

Desde este espíritu, asumimos los siguientes compromisos éticos:

  1. Asumimos el compromiso de velar por la vida, la nuestra propia, la del resto de las personas, y la de todos los seres vivos que habitan la Tierra. En consecuencia, nos abstenemos de matar. Somos conscientes de que existir es existir en interrelación. Vivimos en relación con otras personas, con otros seres, con el agua, el viento, la lluvia, la hierba… Nuestro mundo es mucho más hermoso porque el águila surca sus cielos, el lobo aúlla en las estepas, el oso corre por los bosques, las ballenas surcan los mares… Todos los seres, animados e inanimados, forman el Gran Cuerpo del Buda. La vida sobre la Tierra es sagrada y todas sus formas merecen todo nuestro respeto y veneración.
  2. Asumimos el compromiso de cultivar la generosidad, no solo la de los bienes materiales, sino también la del cuerpo, el corazón y la mente. Nada nos falta, pues instante a instante actualizamos nuestra conexión íntima y profunda con el Cosmos. En consecuencia, nos abstenemos de tomar nada que no sea nuestro y nos abstenemos de robar. Somos conscientes de que nuestro ser esencial es una joya luminosa hecha de sabiduría y compasión. Que la vida nos ha hecho inmensamente ricas y ricos solo por el hecho de ser seres humanos caminando sobre la Tierra. Que la vida nos ha proporcionado un gran regalo al ponernos en la senda de los Budas y Ancestros, porque esa es para nosotras y nosotros la senda real de realización de nuestro ser total. Nos reconocemos como hijas e hijos de la Tierra y del Sol; el Universo entero es nuestra morada, porque nunca hemos estado separadas y separados de todo lo que nos rodea. En consecuencia, nada nos falta y por ello no tenemos ninguna necesidad de tomar nada ajeno.
  3. Asumimos el compromiso de que en todo lugar y circunstancia nuestras palabras expresen la verdad. El verbo surge como expresión del ser esencial que somos. A través de la palabra, los Budas se comunican con los Budas. A través del silencio, los Budas se comunican con los Budas. En consecuencia, nos abstenemos de palabras falsas. Somos conscientes de que la credibilidad, el reconocimiento y el respeto de nuestra labor ante las personas surgen de la honestidad. Ser verdaderas y verdaderos es una cualidad que surge naturalmente en quienes no queremos ser mejores de lo que somos, porque aquí y ahora descansamos en nuestra naturaleza original. No mentir, no engañar, no falsear, decir simplemente la verdad en cada momento es estar en la Vía, en ese preciso momento.
  4. Asumimos el compromiso de crear relaciones de amor y crecimiento personal con nuestras parejas. La unión sexual entre dos personas es la fusión entre dos Budas. La sexualidad es una celebración sagrada de la vida. En consecuencia, nos abstenemos de tener una vida sexual que produzca dolor y sufrimiento en otros seres. A través de la persona amada, el infinito danza entre nuestros dedos. El ser radiante de luz que mora en nuestro interior se reconoce en los ojos del otro ser. La dicha, el gozo, la alegría, la entrega de la unión sexual entre dos seres son también un camino de realización. En consecuencia, cultivamos una visión sagrada de esa relación.
  5. Asumimos el compromiso de cultivar una actitud despierta ante la existencia. Despertarnos instante tras instante a nuestra naturaleza original es la transmisión que nos ha sido legada desde tiempos inmemoriales por las personas buscadoras del Conocimiento. En consecuencia, nos abstenemos del uso de embriagantes y sustancias que produzcan el entumecimiento de la conciencia. La Vía del Zen es la vía del despertar. Sabemos que vivimos en una sociedad que favorece de manera generalizada el adormecimiento de la conciencia de sus integrantes. Toda persona teme enfrentar el abismo de la existencia y, en particular, el abismo de la no existencia, de la desaparición. El miedo atávico que produce asomarse a la certitud de que todas y todos hemos de morir conduce a muchas personas a narcotizar su conciencia. En nuestra práctica de meditación cultivamos la actitud de mirar cara a cara la disolución y la muerte. Sabemos que morimos como olas, pero que permanecemos como el océano que siempre hemos sido. En consecuencia, enfrentamos nuestros miedos desde el despertar y la confianza. Por ello, cultivamos una actitud de evitar regresar hacia la inconsciencia por medio de sustancias embriagantes o narcotizantes.
  6. Asumimos el compromiso de utilizar los recursos económicos con prudencia y rectitud, en plena concordancia con el Budadharma. Reconocemos que cada recurso es un don del Cosmos y, como tal, debe ser administrado con responsabilidad. Nos comprometemos a emplear dichos recursos de manera que reflejen nuestra comprensión profunda de la interdependencia de todos los seres. En consecuencia, nos abstenemos de malgastar, de acumular sin necesidad, y de emplear fondos, de manera que contradiga los principios de compasión y generosidad que nos rigen. Nuestra gestión económica es transparente y está siempre dirigida hacia el sustento de la práctica y el desarrollo de nuestra comunidad.
  7. Asumimos el compromiso de fomentar un ambiente de respeto, igualdad y no discriminación dentro de nuestra comunidad y en todas nuestras interacciones con los demás seres. Nos comprometemos a tratar a cada persona con dignidad, independientemente de su orientación sexual, raza, etnia, edad, condición física o mental, credo, o cualquier otra característica. Somos conscientes de que el respeto y la inclusión son fundamentales para el desarrollo espiritual y para la creación de un entorno en el que todas las personas puedan florecer. Fomentamos la diversidad y reconocemos que cada ser humano tiene un valor intrínseco y único que debe ser reconocido y honrado.

¡Que así sea para nuestro bien y el de todos los seres vivientes!